No seas incrédulo, sino creyente

2025-09-09

fe Juan 20:27-29

“Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.”

Introducción

Jesús había resucitado, tal como lo había prometido. La misma tarde del domingo de resurrección, se apareció a los discípulos que estaban reunidos, atemorizados y con las puertas cerradas. No era un espíritu, era Jesús mismo con un cuerpo glorificado, pero real.

Sin embargo, aquel día faltaba uno: Tomás. Cuando los demás le dieron testimonio de lo que habían visto, él respondió con dureza:
“Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré” (Jn. 20:25).

Su frase expresa más que duda: revela incredulidad y dureza de corazón. Y es ahí donde Jesús mismo interviene ocho días después, confrontando a Tomás con un llamado claro:
“No seas incrédulo, sino creyente.”

Ese mismo llamado sigue vigente hoy.


1. Jesús conoce nuestras luchas de fe

Lo sorprendente es que nadie le dijo a Jesús lo que Tomás había dicho en privado. Sin embargo, al presentarse de nuevo, el Señor repite exactamente las palabras de Tomás:
“Pon tu dedo aquí… mira mis manos…”

Esto nos recuerda una gran verdad:

  • Jesús lo sabe todo de nosotros.

  • Conoce nuestras dudas, nuestras debilidades, incluso las palabras que salen de nuestro corazón.

  • Y aun así, nos sigue amando y buscándonos.

El salmista lo expresó así:
“Conocimiento tan maravilloso rebasa mi comprensión; tan sublime es que no puedo entenderlo” (Sal. 139:6).


2. La incredulidad endurece el corazón

Tomás no rechazó la fe por falta de evidencia, sino por resistencia interior. Así sucede con muchos hoy:

  • Algunos buscan solo la razón o la lógica.

  • Otros viven marcados por decepciones pasadas.

  • Otros simplemente no quieren rendirse a Dios.

La incredulidad no es solo duda, es un problema espiritual. La Biblia advierte:
“Cuídense… de que ninguno tenga un corazón pecaminoso e incrédulo que los haga apartarse del Dios vivo” (Heb. 3:12).

Un corazón endurecido:

  • Se niega a creer.

  • Se niega a confiar.

  • Se niega a cambiar de manera de pensar.


3. La fe es la llave del Reino

El evangelio se recibe por fe:
“Porque no me avergüenzo del evangelio; porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree” (Ro. 1:16).

Abraham es nuestro ejemplo: no titubeó, no se debilitó en la fe, sino que se fortaleció dando gloria a Dios (Ro. 4:19-22).

Jesús mismo lo dijo a Marta en Betania:
“¿No te dije que si crees, verás la gloria de Dios?” (Jn. 11:40).

Por eso, la incredulidad nos roba la bendición; la fe, en cambio, nos abre la puerta al poder y la gloria de Dios.


4. Bienaventurados los que creen sin ver

Jesús concluyó con una bienaventuranza que nos incluye a ti y a mí:
“Bienaventurados los que no vieron, y creyeron” (Jn. 20:29).

Nuestra fe no es ciega ni irracional. Creemos porque tenemos razones:

  • El testimonio histórico de los apóstoles (1 Jn. 1:1-3).

  • El testimonio de las Escrituras (Jn. 5:39).

  • El testimonio del Espíritu Santo en nuestro corazón (Jn. 6:63).

  • Nuestra propia experiencia con Cristo (Sal. 34:8).

¡Creemos porque hemos gustado y visto que el Señor es bueno!


Conclusión

Jesús le dijo a Tomás: “No seas incrédulo, sino creyente.”
Ese mismo llamado es para nosotros hoy:

  • No vivas dependiendo de señales o de lo que tus ojos ven.

  • Vive confiando en la Palabra del Señor.

  • Fortalece tu fe escuchando Su voz, orando, obedeciendo y caminando con Él cada día.

La fe no es una emoción pasajera, ni una fórmula mágica para obtener cosas. La fe es confianza plena en el carácter de Dios y en la suficiencia de Cristo.

Así como Tomás pasó de la incredulidad a exclamar:“¡Señor mío y Dios mío!”, también nosotros podemos vivir como verdaderos creyentes, firmes en la fe que vence al mundo (1 Jn. 5:4).